Los cambios en la función del suelo pélvico de una mujer a menudo acompañan a la menopausia. El debilitamiento de las estructuras de soporte pélvico puede provocar el prolapso de órganos pélvicos, en el que uno o más órganos (vejiga, útero, uretra, vagina, intestino delgado o recto) de la zona pélvica se desplazan de su lugar.
Si bien existen muchas causas de prolapso de órganos pélvicos (levantamiento de objetos pesados, parto vaginal, histerectomía), la falta de estrógeno durante la menopausia adelgaza las estructuras de soporte y los tejidos que mantienen los órganos pélvicos en su lugar, lo que provoca que se desplacen.
En numerosos estudios, se ha asociado la menopausia con el desarrollo del prolapso. La falta de estrógeno provoca el adelgazamiento de la vagina y se cree que reduce la fuerza del tejido conectivo que la sostiene.
El prolapso ocurre cuando los tejidos que sostienen los órganos pélvicos (como la vejiga, el útero o la vagina) se estiran y dañan. Cuando esto ocurre, el órgano que sostienen puede descender y presionar contra la pared de la vagina. Esto provoca una protuberancia en la vagina que a veces puede sobresalir por la abertura vaginal.
El prolapso inicial puede ser debido al estrés del parto vaginal que luego se hace evidente después de la menopausia con una mayor atrofia del tejido.
Además, el adelgazamiento y la falta de humedad vaginal asociados con la menopausia también pueden causar problemas en la función sexual. El tejido vaginal se vuelve frágil y menos flexible, y la dilatación durante las relaciones sexuales puede resultar muy irritante o incluso dolorosa en ocasiones.
Los síntomas asociados con el prolapso de órganos pélvicos pueden variar desde un leve dolor y dificultad para orinar hasta angustia emocional. A diferencia de otros síntomas de la menopausia, como los sofocos, los síntomas del prolapso de órganos pélvicos pueden aumentar con la edad.
Los síntomas relacionados con los diferentes tipos de prolapso de órganos pélvicos incluyen:
Dado que la falta de estrógeno es la causa principal del prolapso de órganos pélvicos en la menopausia, el tratamiento en mujeres posmenopáusicas involucra la terapia hormonal (TH). Estos tratamientos pueden ayudar a restaurar la vagina a su condición premenopáusica y pueden fortalecer las estructuras vaginales que sostienen el suelo pélvico. La TH más común es la reposición de estrógeno vaginal en dosis bajas, mediante cremas, tabletas o anillos vaginales. Recientemente se han incorporado otros fármacos como son el Ospemifeno y la Prasterona y alterativas no hormonales como el ácido hialurónico, la radiofrecuencia o el láser.
Para casos avanzados de prolapso del suelo pélvico, su médico puede recetar un pesario. Un pesario es un dispositivo que, cuando se coloca en la vagina, mantiene en su lugar diversos órganos. Por lo general, la paciente se encarga de limpiar el pesario para evitar infecciones; sin embargo, algunos pesarios deben ser retirados por profesionales médicos para su limpieza.
En casos graves, pueden ser necesarias técnicas quirúrgicas para reestructurar el soporte del órgano prolapsado. Por lo general, se realiza la cirugía por vía transvaginal, donde el cirujano recolocará las paredes vaginales caídas, la vejiga, la uretra u otros órganos en su posición adecuada.
Si bien el uso de mallas para el prolapso de órganos pélvicos (conocido como malla transvaginal) ha sido objeto de un escrutinio riguroso en los últimos años tanto por la comunidad médica como por los consumidores que experimentaron efectos secundarios a largo plazo, el uso de mallas para la incontinencia urinaria es seguro y se practica comúnmente.
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